Saracho en el oprobio

Este año ha sido triste para la educación pública en Coahuila. Y es que desde diciembre de 2021 se pronosticaba. La designación a un equipo de trabajo o gabinete por cualquier circunstancia es válida, lo que no se debe permitir es la indiferencia, la omisión, la ignorancia y la falta de oficio.

Hace algunas semanas la Secretaría de Educación en Coahuila, rechazaba los famosos libros de texto gratuitos que la federación ya había distribuido a todas las entidades ¿La razón? “Por errores detectados en los contenidos del material educativo para el ciclo escolar 2023-2024”. Nunca se hizo precisión de esos errores, tampoco se les consultó a maestras y maestros para esta toma de decisiones.

Es más, el secretario no conocía el contenido de los libros y ya estaba rechazándolo ante medios. Esto lo vuelve delicado.

El costo por rechazar los nuevos libros de texto fue de 72 millones de pesos. En unos cuadernillos mal hechos.

La molestia de los maestros fue clara y directa contra los subsecretarios y autoridades de la secretaría de educación, y es comprensible ya que ellos fueron los capaces de dar la cara.

Ahora con lo qué pasó en Chihuahua donde la SCJN le exigió al gobierno del estado que entregue los libros lo cual todo parece indicar que Coahuila correrá con la misma suerte. Es decir, 72 millones nos costó a todos los coahuilenses la cerrazón y el poco criterio al tomar decisiones.

¿Usted en qué hubiera invertido esa cantidad para la educación coahuilense?

También recordemos de los hechos ocurridos en una secundaria en Ramos Arizpe, donde fue apuñalada una maestra por su alumno. Nuevamente ante medios ofrece una declaración desastrosa en donde se hizo énfasis en la detención del alumno y menguando la integridad de la maestra agredida. Vaya, ni siquiera fue a visitarla.

Van muchos años en los que Francisco Saracho ha dado de qué hablar, su falta de oficio y de interés por los asuntos públicos es que el hartazgo, dentro y fuera del gremio magisterial, está llegando al límite.

Ya para cerrar.

Una persona que emana del privilegio no puede detectar las verdaderas necesidades de un pueblo.

La distinción entre educación y credenciales es fundamental para nuestra sociedad. Muchos ricos, sólo van a la universidad a cumplir un trámite, y así conseguir las credenciales que les permitirán justificar sus futuros puestos. La educación que reciben es bien limitada.

La neta, ya no estamos para eso.

Staff Nación Norteña.