Por Israel Reyes

Vamos a dejar de lado las parafernalias y las ostentaciones políticas para otro momento.

Al partido Morena en Coahuila, a tan temprana etapa, le está naciendo un cáncer que será difícil de extirpar.

Los grupos políticos hacen de todo menos política, los afortunados en representar los principales espacios de poder hacen el mínimo intento de pensar en lo colectivo, si no les beneficia no moverán un solo dedo. Sus reducidas nociones de hacer equipo se resume a sólo generar sectas que alimenten a sus líderes de tribu. No hay visión de gobierno, no hay proyecto serio, sólo un montón de neófitos que no saben lidiar con el poder que se les ha conferido.

Una manzana podrida es capaz de estropear el resto de la canasta y vaya que lo hemos visto con ustedes. Con las más “nobles” de las causas se han dejado llevar hasta la traición institucional. Eso de señalarse delitos electorales o actos anticipados de campaña entre ustedes debería darles vergüenza.

Les pregunto, ¿en qué plano se encuentran? ¿realmente son de izquierda o sólo están jugando a serlo? Porque de serlo sabrían que todo este pinche sistema es una mera dictadura de mercado (sistema al que ya pertenecen y se encuentran en el tablero); sabrían que Morena se encumbró en el poder con la ayuda de colectivos, pueblos y organizaciones de izquierda real. Luego les traicionó llenando su partido de chapulines del PRIAN (por citar un ejemplo). Madrearse con la bandera de la moralidad, no los hará mejores políticos ni líderes de opinión.

Es más fácil ser dogmático que negociador, ser intolerante que tolerante; es más fácil dividir que juntar. Mientras tanto, al PRI Coahuila, le gusta esto.

Para la raza ajena al círculo rojo:

No se deje engañar, la tiradera de Morena en Coahuila va más allá del estandarte de la moralidad democrática y política.

Estás reacciones son de un grupo de personas con cierto poder que se sienten excluidas en la toma de decisiones a nivel federal. Sienten que el pastel está siendo repartido injustamente al interior del estado.

La democracia de cuates les gusta siempre y cuando les favorezca. Si no, a nadie más le puede ir bien. Quizá les funcione, pero en Tabasco.

No caigamos en esa ingenuidad idealista, que no hay NADIE que no haya llegado al poder, de cualquier rango, si no es metiéndole truco al tema electoral. Incluyendo al mismísimo AMLO, no se hagan. Los trapos sucios se lavan en casa.

Abrazos, no balazos.