Manuel Acuña Narro fue un destacado poeta mexicano del romanticismo. Su vida y obra están impregnadas de pasión, lirismo y tragedia.
Nacido en Saltillo, estudió en el Colegio Josefino antes de trasladarse a la Ciudad de México para continuar su educación en diversas disciplinas. Su creciente amor por las letras lo llevó a colaborar en numerosas publicaciones periódicas, como El Renacimiento y El Libre Pensador.
Inspirado por el romanticismo español de Gustavo Adolfo Bécquer y mentoreado por Ignacio Manuel Altamirano, Acuña exploró en sus poemas una protesta existencial y revolucionaria, cuestionando la existencia de Dios, el amor y la injusticia. Su trágica relación con Rosario de la Peña influyó profundamente en su obra, llevándolo al suicidio a los 24 años.
La muerte prematura de Acuña amplificó la percepción de su obra, destacando la desesperación y pasión de sus poemas. Esta tragedia personal, junto con su estilo lírico y la exploración de la angustia existencial, dejó una marca indeleble en la literatura mexicana del siglo XIX.
A través de su legado, Acuña sigue siendo una figura fascinante y un referente del romanticismo mexicano.