Una investigación revelada por la revista Rolling Stone y detallada en el libro The Fort Bragg Cartel de Seth Harp ha destapado una alarmante red de narcotráfico y tráfico de armas operando desde la base militar de Fort Bragg, en Carolina del Norte.
En el centro del escándalo se encuentran Freddie Wayne Huff, ex policía estatal y agente del grupo de trabajo de la DEA, y Rahain Deriggs, sargento de la Infantería de Marina, quienes fueron fotografiados posando con armas militares robadas de la base y dinero procedente del tráfico de cocaína en colaboración con el cártel mexicano Los Zetas.
Huff, quien previamente se destacó por incautar millones en dinero del narcotráfico, cayó en desgracia tras ser despedido en 2014. Según la investigación, utilizó sus conocimientos policiales para traficar entre 50 y 100 kilos de cocaína cada 7 a 10 días, asociándose con Los Zetas, uno de los cárteles más violentos de México.
A través de Timothy Dumas, un soldado logístico de Fort Bragg, Huff se conectó con una red de militares corruptos que vendían armas robadas, incluyendo fusiles, granadas y explosivos C-4, en el mercado negro.
La red, que operaba con técnicas avanzadas de contrabando aprendidas de Los Zetas, distribuía drogas a pandillas estadounidenses como los Bloods, Crips y Gangster Disciples. Además, se reveló que los soldados de Fort Bragg, algunos entrenados en tácticas de combate en la misma base, traficaban opiáceos desde Afganistán hacia Estados Unidos, consolidando un “cártel” interno en la base militar de élite.
El caso ha generado conmoción, especialmente tras descubrirse que dos soldados de operaciones especiales, William “Billy” Lavigne II y Timothy Dumas Sr., fueron asesinados en 2020 en circunstancias no resueltas, posiblemente relacionadas con su intención de exponer la red.
Antes de su muerte, Dumas entregó a Huff un USB con documentos que acusaban a soldados involucrados en el tráfico, lo que sugiere una conspiración para silenciar a quienes amenazaban con revelar los crímenes. Las autoridades federales, lideradas por el fiscal Randall Galyon, han señalado que la red de Huff estaba compuesta principalmente por ex policías y militares, lo que les otorgaba habilidades tácticas y conocimientos para evadir a las fuerzas del orden.
En 2018, agentes del FBI visitaron el almacén de Huff en High Point, donde se encontraron $700,000 en efectivo escondidos en una lavadora, aunque en esa ocasión no se realizaron arrestos relacionados con el caso. Este escándalo pone en evidencia la vulnerabilidad de instituciones militares y policiales ante la corrupción y el alcance transnacional de cárteles como Los Zetas, quienes han utilizado su entrenamiento militar, adquirido en parte en Fort Bragg, para expandir su influencia en México y Estados Unidos.
Las autoridades continúan investigando, pero hasta ahora no se han reportado condenas por los asesinatos relacionados con esta red.