Unos empresarios de Monterrey se fueron a poner un criadero de caballos en Arteaga, bien ilusionados con su rancho y sus animales. Contrataron a un cuatrero para que les cuidara el ganado, todo bien al principio. El se帽or empresario se iba seguido a Monterrey por trabajo, y la se帽ora se quedaba a cargo del rancho.
Y pues ya sabes c贸mo es esto: entre tanto caballo y tanta convivencia, la se帽ora y el cuatrero se empezaron a llevar m谩s de la cuenta. Se enamoraron. El chisme corri贸 m谩s r谩pido que un pura sangre, y cuando el empresario se enter贸, lo corrieron sin pensarlo.
Pero ah铆 no acab贸 la historia. El cuatrero, dolido o con ma帽as, aprovech贸 una madrugada para intentar llevarse varios caballos del rancho. Pens贸 que nadie lo iba a ver, pero lo cacharon justo cuando andaba en la movida. Lo curioso es que, aunque lo agarraron con las manos en la rienda, no lo metieron al bote.
驴Por qu茅? Pues resulta que un ex alcalde Jr. de Arteaga lo quiere mucho. Tanto, que al parecer meti贸 las manos por 茅l y lo soltaron. As铆 nom谩s.
Los empresarios se quedaron con menos caballos y m谩s coraje. Y el rancho, con una historia digna de serie: amor prohibido, traici贸n y favores pol铆ticos. Y es cuando nos preguntamos: 驴qui茅n cuida a los que cuidan los caballos?